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El vínculo polinesio de los mapuches
El año pasado, un hallazgo impactó al mundo: en el golfo de Arauco aparecieron restos de gallina polinesia que probarían el contacto prehispánico entre Oceanía y América. Ahora hay arqueólogos que plantean una tesis mayor: en la misma época, los polinesios habrían convivido con los mapuches.
Por Sebastián Montalva W.
El hallazgo tuvo repercusión mundial. En el golfo de Arauco, científicos chilenos descubrieron huesos de una gallina polinesia cuyo ADN demostró ser de entre 1304 y 1424 d.C. Los huesos probarían que navegantes de Oceanía –que habrían traído las gallinas– tuvieron contacto con América antes que los españoles.
Los resultados de la investigación fueron publicados en junio de 2007 en Proceedings of the National Academy of Science (una de las revistas académicas más prestigiosas, tras Science y Nature) y divulgados por The New York Times. La noticia llenó de satisfacción al principal investigador del tema, el arqueólogo José Miguel Ramírez.
Director del Centro de Estudios Rapa Nui de la Universidad de Valparaíso (www.rapanuivalparaiso.cl), Ramírez ha analizado la posible relación entre la Polinesia y América desde 1987, cuando participó en la última expedición del noruego Thor Heyerdahl a Isla de Pascua.
En 1947 Heyerdahl navegó en una rústica balsa de troncos desde Sudamérica hacia las islas Tuamotu. Él quería demostrar que los americanos habrían viajado desde el continente hasta la Polinesia (no al revés) y que varios rasgos de la cultura Rapa Nui tenían su origen en civilizaciones como la inca. El noruego estuvo varias veces en Isla de Pascua, la última de ellas en 1987, pero nunca pudo probar nada, y su figura terminó desacreditada ante la comunidad científica.
"Mi drama particular con Heyerdahl se dio a partir de una mandíbula de rasgos típicos polinesios llamada rocker jaw, que él había tomado de una tumba en la isla", cuenta Ramírez. "Pretendía que yo dijera, para un documental, que ese elemento era americano".
Hoy Ramírez sabe bien con qué relacionar una rocker jaw o mandíbula batiente. Este hueso fue descrito por él en 1990 durante una pesquisa en la Isla Mocha, Región del Biobío. Allí, donde habitaron mapuches, aparecieron restos óseos, según Ramírez, con formas similares a las de la Polinesia. Estos hallazgos –guardados hoy en el Museo de Historia Natural de Concepción– lo han llevado a plantear una posible relación entre polinesios y mapuches antes de la llegada de los españoles.
La gallina polinesia
Los huesos de gallina polinesia fueron hallados en el Complejo El Vergel, sitio arqueológico donde hay vestigios de asentamientos mapuches prehispánicos. Estaban, como dicen los científicos, "dentro de un contexto cultural".
"Los encontramos casi por casualidad", recuerda Daniel Quiroz, antropólogo de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, quien descubrió los huesos que luego entregó a Ramírez. "Los viajes de los polinesios hacia América son algo probable, por eso existe la posibilidad de que esas gallinas hayan sido traídas por ellos a América. Ahora hay que seguir buscando testimonios verídicos que avalen este contacto con nuestro continente".
Marco Sánchez, director del Museo de Historia Natural de Concepción, quien también participó del hallazgo, afirma: "Es muy posible que sigan apareciendo restos similares. Hay que estructurar un nuevo proyecto de investigación para detectar nuevos sitios arqueológicos".
La tesis de Ramírez
"Yo llevaba mucho tiempo estudiando la gallina araucana", cuenta Ramírez. "La gallina es prehispánica, entonces el tema es de dónde llegó. Si el origen de la gallina es Asia, y los europeos ya la habían recibido desde Asia, ¿cómo apareció aquí? Recién en el año 70, el norteamericano George Carter planteó formalmente que la gallina araucana tenía un origen asiático y polinesio, pero en ese momento fue una hipótesis loca".
Desde 1990, Ramírez ha analizado materiales y elementos culturales similares entre mapuches y polinesios. Pone el ejemplo del toki, el hacha de piedra pulida que usaban los mapuches. "En este caso hay un paralelismo lingüístico que es extraordinario, porque la palabra toki es la misma que se usa en Polinesia para el mismo tipo de artefacto". De hecho, explica, hasta en China existió el mismo artefacto, con el mismo nombre.
Ramírez recuerda también que el camote llegó a la Polinesia desde América en tiempos prehispánicos, y se dispersó por las islas con un nombre proto-quechua: kumanka. "Lo más probable es que hayan sido polinesios los que llegaron a América y volvieron, porque no hay ninguna evidencia de culturas precolombinas americanas en Polinesia".
Ramírez postula que algunos polinesios habrían vivido en la Isla Mocha en tiempos prehispánicos. Desde 1903 se han descrito rasgos morfológicos polinesios en cráneos del lugar. "El tema de las mandíbulas no ha sido analizado aún en profundidad", explica el arqueólogo. "Ése es un capítulo fascinante. Es lo que viene ahora".
Sebastián Montalva W.
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