Su nombre de soltera es Jeannette von Wolffersdorff, alemana de nacimiento. Pero desde 2002 que lleva el apellido de su marido Cristoph, hijo menor del empresario e inmigrante alemán Guillermo Schiess y heredero del grupo Transoceánica, al cual pertenece también el Hotel Termas de Puyehue.
Jeannette Schiess es la vicepresidenta ejecutiva del lujoso Hotel Hanga Roa: un proyecto familiar en Isla de Pascua que será inaugurado a comienzos de 2010. Mientras —y tras la ceremonia ancestral del “Baile del Pollo” para conseguir prosperidad— ya abrió sus puertas el restaurante del lugar, el «Kaloa Emporium-Bistró», que ofrece una de las gastronomías más sofisticadas de Rapa Nui.
El complejo hotelero comenzó a levantarse en 2005. Sin embargo, la construcción de las 75 habitaciones —todas con vista al mar— ha sido más lenta de lo proyectado. Los obstáculos, admite Jeannette, han ido transformando el desafío en una odisea: “Hay que imaginar que no existe un puerto en Isla de Pascua, lo que significa que todos los materiales de construcción hay que llevarlos en barco, pasarlos a una barcaza y, si el clima lo permite, llevarlo a tierra. Si se calculó algo mal u olvidamos una herramienta, todo se detiene. Y hay que esperar, a veces días…”
A eso hay que sumarle la oposición y críticas de un grupo de isleños (al que ella califica como “minoritario”) que no ven con buenos ojos que la modernidad y los problemas del continente lleguen a la isla de la mano de un nuevo hotel.
—Hay quienes cuentan que incluso les han echado maldiciones, que algunos nativos han realizado rituales para perjudicarlos…
—(Se ríe a carcajadas) ¡No que yo sepa! Y en caso de que así sea, yo siempre digo bromeando que nosotros también tenemos espíritus de nuestros ancestros, y ellos son buenos y nos defienden.
—Han surgido también críticas que apuntan a que ustedes no han contratado a personas de la isla…
—Siempre tenemos a los isleños como prioridad. Pero eso no es siempre posible por falta de formación específica. Actualmente la mitad de nuestros trabajadores es de la isla, y de ese grupo un 30% es nativo rapa nui.
—¿Está de acuerdo, tal como plantean los isleños, que se controle la inmigración?
—Si uno tiene un territorio sensible en materia medioambiental y cultural, no se puede tolerar un turismo de masa porque eso trae efectos negativos. Creo que es urgente que se regule esta materia, que se controle el flujo de turistas y de los chilenos que están de paso.
—Resulta extraño escuchar que una empresaria hotelera sea partidaria de restringir el turismo…
—Nuestro lema es “El turismo destruye el turismo”. Sin una regulación, nada es sustentable. Y eso sucede, lamentablemente, en muchos lugares de Chile en los que no existe ningún resguardo especial. No sólo en Isla de Pascua.
—¿Se debería cobrar una “ecotasa” por ingresar a la isla?
—Si uno tiene una isla con un poco más de 4 mil habitantes a la que llegan entre 60 y 100 mil turistas anuales, uno puede imaginar que el municipio debe invertir en atender de buena forma a ese flujo turístico. Y eso podría ser cofinanciado por una ecotasa. Creo que es una buena alternativa.
—¿Considera que la isla ya está en problemas o sólo en “riesgo de”?
—Lamentablemente las reacciones llegan cuando ya existe un colapso. Quizás exagero, pero no sería raro que próximamente tengamos el primer semáforo de Isla de Pascua… ¡porque ya se están produciendo ciertos tacos! Pero creo que todavía tenemos tiempo de salvar a Rapa Nui.
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(FIN TRANSCRIPCIÓN)
FUENTE: LA SEGUNDA Fecha=2009-08-26
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