Culminamos la transcripción de las partes relevantes del INFORME DE LA COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN, LEGISLACIÓN Y JUSTICIA RECAIDO EN EL PROYECTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL QUE ESTABLECE LOS TERRITORIOS ESPECIALES DE ISLA DE PASCUA Y ARCHIPIÉLAGO JUAN FERNÁNDEZ, con la intervención del Consejero del Gobierno Regional y encargado de la Oficina de Enlace del Archipielago de Juan Fernandez en el continente, señor DANIEL PAREDES, destacando su preocupación por recordarnos que: "La mejor forma de hacer soberanía es, sin duda, no llenar con fuerzas militares el territorio, sino que adoptando la legislación adecuada que permita capitalizar sus potencialidades". asimismo, rescatamos y valoramos su interesante propuesta de generar un MINISTERIO DEL MAR, con la que cerró su intervención ante la comisión parlamentaria.
5.- Don Daniel Paredes González, consejero regional y encargado de la Oficina de Enlace del Archipiélago Juan Fernández, partió señalando que Chile era el tercer país del planeta con más islas, después de Indonesia y Canadá. Creía necesario que Chile consolidara su soberanía respecto de estas islas ubicadas en la Quinta Región, pero las leyes deben enmarcarse en la realidad de cada zona y la legislación continental no resulta operativa en Juan Fernández, razón por la que debía destacarse el carácter visionario de la legislación especial dictada para la Isla de Pascua cuarenta años atrás y que fundamenta la aspiración de los juanfernandinos de igualar sus condiciones con los pascuenses.
Dijo desconocer las razones de la poca valoración que ha dado el país al Archipiélago, que no considera su aporte en materia pesquera como tampoco sus importantes reservas de gas y de otros minerales o su condición de reserva mundial de la biosfera, con la mayor cantidad de especies naturales endémicas del planeta. La mejor forma de hacer soberanía es, sin duda, no llenar con fuerzas militares el territorio, sino que adoptando la legislación adecuada que permita capitalizar sus potencialidades. Recordó, para los efectos de acreditar esta escasa valoración, que en la población de San Juan Bautista no existía hasta hace muy poco notario, como también que, en el hecho, el Archipiélago está exento del impuesto al valor agregado porque al Servicio de Impuestos Internos le resulta muy costoso establecerse allá.
Señaló que si bien la actividad pesquera avanzaba, resultaba imposible para los locales competir con los pescadores del continente, agregando que la pesca de arrastre prácticamente arrasaba con la flora y fauna asociada a su condición de reserva mundial de la biosfera, algo que debería evitarse, para lo que podría legislarse reservando las doce millas de mar territorial que reconoce el derecho internacional para los habitantes del Archipiélago.
Agregó que resultaba imposible competir con otros municipios en circunstancias que la asignación de zona para Juan Fernández era sólo de 70%, inferior a la de la Isla de Pascua o la de Puerto Natales que es de 105%. En tales condiciones, qué funcionario especializado podría querer residir en la Isla.
Añadió que en materia de transporte marítimo había un gran déficit, todavía mayor en materia de transporte aéreo, agregando que existían en las islas cinco mil langostas, las primeras de la temporada, que no habían podido embarcarse, lo que les impediría cumplir con los requisitos para su exportación a Singapur, Francia e Italia, lo que complicaba sobremanera la economía local. Recordó que al respecto existía un proyecto para la normalización del aeródromo de Juan Fernández, el que, en la actualidad, no cuenta con autorización para funcionar, de tal manera que las compañías de seguro no cubren los eventuales accidentes que puedan ocurrir, circunstancia que determina que no haya líneas aéreas interesadas en ir a las islas. A su juicio, de no lograrse prontamente la normalización, debería aplicarse en este caso el principio de la subsidiariedad del Estado y solucionar este problema.
Señaló creer que una legislación especial aplicable al Archipiélago permitiría abordar estos problemas y evitar la subsistencia de vacíos que se traducen en la imposibilidad de que los nacionales habitantes de las islas, puedan, aunque sean pocos, tener la opción de desarrollarse en igualdad de condiciones que los demás chilenos.
Terminó señalando que las islas constituían prácticamente un submundo dentro del Estado, lo que perfectamente podría solucionarse imitando modelos de gestión similares a los adoptados por España o Francia o la llamada legislación Galápagos. Lo ideal sería la creación del Ministerio del Mar.
Dijo desconocer las razones de la poca valoración que ha dado el país al Archipiélago, que no considera su aporte en materia pesquera como tampoco sus importantes reservas de gas y de otros minerales o su condición de reserva mundial de la biosfera, con la mayor cantidad de especies naturales endémicas del planeta. La mejor forma de hacer soberanía es, sin duda, no llenar con fuerzas militares el territorio, sino que adoptando la legislación adecuada que permita capitalizar sus potencialidades. Recordó, para los efectos de acreditar esta escasa valoración, que en la población de San Juan Bautista no existía hasta hace muy poco notario, como también que, en el hecho, el Archipiélago está exento del impuesto al valor agregado porque al Servicio de Impuestos Internos le resulta muy costoso establecerse allá.
Señaló que si bien la actividad pesquera avanzaba, resultaba imposible para los locales competir con los pescadores del continente, agregando que la pesca de arrastre prácticamente arrasaba con la flora y fauna asociada a su condición de reserva mundial de la biosfera, algo que debería evitarse, para lo que podría legislarse reservando las doce millas de mar territorial que reconoce el derecho internacional para los habitantes del Archipiélago.
Agregó que resultaba imposible competir con otros municipios en circunstancias que la asignación de zona para Juan Fernández era sólo de 70%, inferior a la de la Isla de Pascua o la de Puerto Natales que es de 105%. En tales condiciones, qué funcionario especializado podría querer residir en la Isla.
Añadió que en materia de transporte marítimo había un gran déficit, todavía mayor en materia de transporte aéreo, agregando que existían en las islas cinco mil langostas, las primeras de la temporada, que no habían podido embarcarse, lo que les impediría cumplir con los requisitos para su exportación a Singapur, Francia e Italia, lo que complicaba sobremanera la economía local. Recordó que al respecto existía un proyecto para la normalización del aeródromo de Juan Fernández, el que, en la actualidad, no cuenta con autorización para funcionar, de tal manera que las compañías de seguro no cubren los eventuales accidentes que puedan ocurrir, circunstancia que determina que no haya líneas aéreas interesadas en ir a las islas. A su juicio, de no lograrse prontamente la normalización, debería aplicarse en este caso el principio de la subsidiariedad del Estado y solucionar este problema.
Señaló creer que una legislación especial aplicable al Archipiélago permitiría abordar estos problemas y evitar la subsistencia de vacíos que se traducen en la imposibilidad de que los nacionales habitantes de las islas, puedan, aunque sean pocos, tener la opción de desarrollarse en igualdad de condiciones que los demás chilenos.
Terminó señalando que las islas constituían prácticamente un submundo dentro del Estado, lo que perfectamente podría solucionarse imitando modelos de gestión similares a los adoptados por España o Francia o la llamada legislación Galápagos. Lo ideal sería la creación del Ministerio del Mar.
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