Recientemente fuimos invitados a participar en una actividad organizada por jóvenes rapanui que estudian en el continente, y presenciamos un interesante dialogo en base a la transmisión oral familiar, que tenía que ver con la actitud de los Aku-aku y si permitian el paso de personas ajena o extrañas por los terrenos familiares: La diferencia era en función de que si se podia transitar por terrenos ajenos o eso estaba vedado. Las posiciones iban desde la prohibición absoluta de paso bajo ninguna circunstancia, de restringir el uso de los recursos a solo los miembros de la familia, hasta la autorización y colaboración para el uso de los recursos del territorio.
Casualmente acabamos de leer este articulo reciente que aborda ese aspecto, y plantea que la evidencia arqueológica contradice los mitos populares sobre la isla, que hablan de animosidad y belicosidad entre los clanes, y por el contrario, señala que necesariamente la sociedad familiar rapanui era colaborativa.
Les invitamos a leer este articulo, que -como no-, también refuta de paso la tesis del "colapso" de Jared Diamond.
Además nos parece un buen tema de reflexión, sobre todo cuando un grupo de jóvenes rapanui ha logrado tanto en tan poco tiempo, en la dirección de Ma'u Henúa, y otras personas, fundamentalmente mayores, se ensañan con las críticas.... como en el pasado, hoy la comunidad debe mantenerse unida, o corren el riesgo de perder fuerza en relación a las demandas pendientes.
Ya se logró un gran avance en la protección del patrimonio marítimo y en la administración de los terrenos ancestrales que constituyen el Parque Nacional Rapa Nui, otro tema es el de la repatriación de los moai robados de la isla, partiendo por el del Museo Británico....
¿Entonces porqué las desavenencias de detalle, casi de "caja chica", cuando aún hay temas pendientes MUY importantes, como por ejemplo la restitución del terreno de la familia HITO y el esclarecimiento de los derechos de los descendientes de Tuko Tuki?
¿Por qué algunas personas, en vez de avanzar en recuperar los graves derechos conculcados de la familia Hito, prefieren enfrentar a los rapani que ya administran su propio territorio, en vez de enfrentar a los empresarios continentales que usurpan terrenos ancestrales?
Esa es la reflexión que propongo, y la sugiero considerando los antecedentes científicos que demuestran la COLABORACIÓN en tiempos pretéritos entre las distintas familias rapanui.
Aparecen nuevas evidencias que contradicen los mitos de la Isla de Pascua
Una imagen de los moái en la Isla de Pascua - Reuters
Una reciente
investigación arqueológica en las canteras de moáis de la Isla de Pascua ha hallado resultados reveladores sobre la forma de vida que llevaban los isleños antes de la llegada de los europeos, y arroja una nueva visión que podría suponer la respuesta al colapso de esta civilización.
El estudio muestra nuevas evidencias que contradicen los mitos de la cultura popular acerca de la población
rapanui, según ha informado la revista
Live Science.
La literatura científica popular ha expuesto teorías muy diversas sobre el colapso de la población de Isla de Pascua.
«Colapso», un libro publicado por
Jared Diamond en 2005, revela una «escalofriante» versión de lo sucedido en los siglos posteriores a la colonización de la isla por los europeos: la rivalidad entre los clanes llevó a los rapanui a construir cientos de moái –estatuas de gran tamaño talladas en piedra volcánica, construidas sin la ayuda de ruedas o animales grandes, que en ocasiones eran adornadas con sombreros o moños llamados «pukao»–.
La competencia feroz entre los clanes y el crecimiento de la población causaron una sobreexplotación de los recursos,
conduciendo a los rapanuis a la desesperación, en algunos casos incluso al canibalismo, y los europeos que llegaron en el siglo XVIII se encontraron con una sociedad en camino de desaparición.
Pero los arqueólogos discrepan tras analizar las antiguas canteras, las herramientas y los recursos de la isla. El estudio publicado por la revista
Pacific Archaeology ha realizado un
análisis geoquímico y radiométrico de los restos arqueológicos de la cantera moái en Isla de Pascua que han revelado la procedencia, el tiempo prehistórico del que datan y el uso de recursos que fueron utilizados.
Dale Fedrick Simpson (izquierda), profesor adjunto de Antropología en la Universidad de DuPage (Illinois, Estados Unidos),
se propuso investigar el origen de las herramientas de piedra de basalto que se utilizaban en el tallado de los moai. Simpson y sus colegas buscaron unir las firmas geoquímicas de un conjunto de 21 picos de basalto y azuelas (o "toki") con canteras de basalto en la isla, y se quedaron
«asombrados al descubrir que las piedras provenían de un complejo de canteras a pesar de haber otros lugares en la isla para obtenerlos».
Investigaciones previas demostraron que ningún clan poseía los recursos necesarios dentro de su territorio para realizar estos gigantescos monumentos y que existían diferentes canteras para cada tipo de piedra. «Cada cantera es como un dedo y cada piedra que extraigas de ella tendrá una huella digital», ha explicado Simpson.
La mayoría de los moái provienen de una única cantera, y los pukao de un complejo de piedra roja. «Este patrón continuo de uso máximo de fuentes mínimas sugiere una forma de colaboración entre clanes», recalcó Simpson, sugiriendo que esta forma de actuar «va en contra del modelo de colapso expuesto por Diamond, donde todo lo que hacían era competir para construir estatuas más grandes».
La coautora del estudio Jo Anne Van Tilburg (derecha), arqueóloga de la UCLA y directora del Easter Island Statue Project, dijo que "los resultados respaldan una visión de la especialización artesanal basada en el intercambio de información, pero no podemos saber en esta etapa si la interacción fue de colaboración". En un comunicado, Van Tilburg sugirió que "es posible que la extracción de las herramientas de piedra también haya sido coercitiva de alguna manera" y que el estudio "alienta llevar a cabo un mayor mapeo de la obtención de piedras".
Carl Lipo (izquierda), profesor de Antropología de la Universidad de Binghamton, en Nueva York, no participó en el estudio, pero expresó que
«aunque los resultados no sean sorprendentes, son importantes debido al grado de malentendidos y suposiciones que las personas tienen sobre la isla; la evidencia contradice de manera dramática los cuentos que la mayoría de la gente ha escuchado». La falta de evidencias sobre el control de los recursos o la distribución jerárquica de los mismos ha conducido a una nueva narrativa sobre la sociedad rapanui previa a la colonización: la isla no estaba dominada por grandes cacicazgos, sino que estaba formada por comunidades que compartían sus recursos sin guerras prehistóricas.
Simpson subraya que todavía hay miles de personas rapanui vivas hoy en día. Otras investigaciones arqueológicas han sugerido que los niveles de población en la isla alcanzaron su punto máximo alrededor de la época del primer contacto europeo, en 1722, y luego entraron en un marcado declive en el siglo siguiente. En otro estudio que publicó a principios de este año en el Journal of Archaeological Science: Reports, Simpson argumenta que los impactos de la colonización, que incluyeron enfermedades, violencia y trabajo forzado, "probablemente jugaron como grandes catalizadores del cambio cultural Rapanui".